María
Amalia Goyri. Investigadora, filóloga, profesora, pedagoga y
feminista. Nacida en Madrid el 29 de agosto de 1874, hija de Amalia
Goyri, madre soltera, mujer de gran cultura y librepensadora.
Vivieron en Algorta (Bilbao) cuando María tenía cinco años se
instalaron en Madrid. Amalia educó a su hija sin tener en cuenta las
convenciones de la época, fue su maestra estableciendo para ella un
programa de estudios con horario fijo. Llevó a su hija a un gimnasio
en una época en que la actividad física parecía estar vetada a las
mujeres. Lo cierto es que le venía bien para combatir la artritis de
origen tuberculoso que padecía. A los 12 años ingresó en la
Escuela de Comercio de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
La madre de María eligió la Escuela de Comercio y no de Letras,
porque había descubierto en su hija una gran facilidad para la
aritmética. También estudiaba inglés y francés.
A
los 16 años empezó a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras (curso 1891–1892) como
oyente, sin matricularse, tuvo que pedir autorización al Ministerio
de Fomento para abrir una matrícula femenina. Se le concedió para
el curso siguiente, pero con la condición de no permanecer en los
pasillos, debía entrar en el aula junto al catedrático, y no
sentarse en clase junto a sus compañeros, sino en una silla al lado
del profesor.
«Cuando
María Goyri apareció en la puerta de la universidad para dar su
primera clase, un bedel estaba esperándola. Le condujo, ante la
sorpresa de los estudiantes, hasta la sala de profesores. Allí el
decano de Filosofía y Letras se acercó ceremoniosamente a la
muchacha. 'Señorita, quedará usted aquí hasta la hora de clase. Yo
vendré a recogerla'. Cerró con llave y se fue a sus ocupaciones.
Cuando sonó la campana el profesor regresó, abrió el encierro y,
ofreciéndole el brazo, le hizo caminar lentamente entre dos filas de
estudiantes que, entre asombrados e irónicos, veían la irrupción
de la igualdad de los sexos instalada en su universidad». (
Maria Teresa Leon Goyri )
María
Goyri fue la primera mujer que obtuvo la licenciatura de Filosofía y
Letras, en 1896, y el Grado de Doctor en 1909, con una tesis sobre el
Libro del Conde Lucanor. "La difunta pleiteada". Es decir,
antes de que las normas permitiesen a las mujeres acceder como
alumnas a la universidad, cosa que ocurrió en 1910. María era
también el fruto del esfuerzo de defensores de la emancipación
femenina y la igualdad de los sexos, como Fernando de Castro, gran
amigo de Concepción Arenal y creador de la Asociación para la
Enseñanza de la Mujer.
María conoció a Ramón Menéndez Pidal, (La Coruña 13-3-1869) en
una conferencia que dio don Marcelino Menéndez Pelayo en la Escuela de
Estudios Superiores del Ateneo. Inclinada al estudio
de la literatura española y en especial la primitiva, María se
convirtió en alumna de Ramón, luego en su colaboradora y finalmente
en su mujer, contrayendo matrimonio en la Iglesia de San Sebastián
el 5 de mayo de 1900. Su luna de miel fue célebre porque la hicieron
siguiendo la ruta del Cid.
Su
viaje por los pueblos de la ruta del Cid, les permitió ir recogiendo
versiones de romances hispánicos de tradición oral. En el «Archivo
del Romancero Menéndez Pidal-Goyri» se conserva el relato de
algunos de sus hallazgos en ese viaje: cuando pararon en Burgo de
Osma se alojaron en una pensión, en la mañana, estando María
Goyri y una empleada haciendo la cama, empezó a canturrear el
romance de «El Conde Sol», la empleada le dijo que ella también
sabía algunos. Entre los romances que le cantó había uno que desconocía: el «Romance de la muerte del Príncipe
don Juan».
En
enero de 1901 nace su primera hija, a quien le pusieron por nombre Jimena, en
honor a la esposa de Don Rodrigo, el héroe medieval. Digna hija de
María y nieta de Amalia, Jimena habría de ser la tercera mujer
excepcional en la renovación pedagógica del siglo XX español.
Posteriormente nació Ramón, que falleció en la niñez, y más
tarde Gonzalo.
María
Goyri dedicó toda su vida a la investigación de todo lo relacionado
con la Filología y la Historia, y junto a Ramón Menéndez Pidal,
hizo inventario de las diferentes versiones de transmisión oral del
Archivo del Romancero, que hoy se custodian en la Fundación Ramón
Menéndez Pidal.
Además
de las investigaciones sobre el Romancero, el Conde Lucanor y Lope de
Vega, su única aventura sentimental -decía ella- con algunos siglos
de retraso, María Goyri trabajó hasta la Guerra en el
Instituto-Escuela de la Institución Libre de Enseñanza, creado en
1918, junto a María de Maeztu, redactando los programas de enseñanza
del español para niñas y niños de ocho a diez años.
En 1915, María
de Maeztu obtuvo el título de Licenciada en la Facultad de Filosofía
y Letras, ese mismo año bajo su dirección y con la
participación de mujeres notables como María, Pilar Zubiarre,
Concha Méndez y Ernestina de Champourcin, entre otras, funda la
Residencia de Señoritas que había surgido de la Junta para la
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas inspirada en
la Residencia de Estudiantes masculina y que jugó un papel de
capital importancia en la formación de intelectuales como Victoria
Kent, o Zenobia de Camprubí, quienes más tarde
hablarían en sus obras autobiográficas de la importancia de este
centro en su formación. María
Goyri impartió allí sus clases y escritoras hispanoamericanas como
Gabriela Mistral y Victoria Ocampo pronunciaron conferencias, además
de otras notables intelectuales y científicas extranjeras como la
italiana María Montessori y la francesa Marie Curie.
Hay
un momento clave en el que, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazan, y
María cruzan sus caminos vitales, tan distintos y tan
complementarios. Lo recuerda en su bosquejo biográfico Antonina
Rodrigo. Fue en 1892, en el Ateneo de Madrid, donde tenía lugar el
Congreso Pedagógico Hispano-Portugués-Americano. Salió a debate la
ponencia de Concepción Arenal sobre la educación de la mujer y los
dos aspectos que reclamaba: la formación intelectual y la educación
física. Carmen Rojo, directora de la Escuela Normal de
Maestras, se opuso a la reivindicación gimnástica, un hecho que hoy puede parecer trivial pero tiene mucho sentido si
pensamos en todos los tabúes y simbolismos que el cuerpo de la mujer
encerraba para la época. El debate fue enconado y saltó a la palestra
una joven que defendió con vehemencia las tesis de Concepción
Arenal. Fue tan apabullante la defensa que hizo desde su propia
experiencia vital, que Doña Emilia Pardo Bazán se fue hacia la
muchacha y le propinó un abrazo. Fue en ese momento cuando se consagró María Goyri
ante el reducido gran mundo de las intelectuales españolas, cuya
dedicación a la enseñanza ha sido la clave de su éxito final.
El
23 de octubre de 1933 es nombrada vocal del Patronato en la Junta
para Ampliación de Estudios. Mantuvo siempre su querencia
higienista, combinando el juego y el ejercicio físico con el
intelectual, siempre severa y exigente con el alumnado y sobre todo,
con el maestro. Igual que ella fue alumna de su madre, Jimena lo fue
suya y luego maestra de maestras, del Instituto-Escuela al Colegio
Estudio. No dejó tampoco de cultivar el periodismo didáctico, ahí
están sus Crónicas Femeninas, en la Revista Popular.
La
Guerra Civil sorprendió al matrimonio María Goyri y Ramón Menéndez
Pidal, en su casa de campo de San Rafael (Segovia), junto a su hija
Jimena, su yerno, Miguel Catalán Sañudo, y su nieto, Diego Catalán, una zona controlada por los militares que se habían alzado contra la
República. Los bombardeos de las avionetas les
obligaron a huir hasta El Espinar y, más tarde, a Segovia. Desde
Burgos, donde estaba la Junta de Defensa Nacional al mando de Franco,
pidieron el 2 de julio de 1937 a las autoridades de Segovia «un
informe amplio y ecuánime de las actividades así como la ideología
política de los miembros de la familia Menéndez Pidal-Catalán.
«Interesa también sean vigilados de un modo discreto, así como las
amistades que operan alrededor de esta familia. En caso de que
convenga le sea intervenida la correspondencia».
En
el informe que se remitió a Burgos dicen de Ramón Menéndez Pidal:
«Presidente de la Academia de la Lengua. Persona de gran cultura,
esencialmente bueno, débil de carácter, totalmente dominado por su
mujer. Al servicio del Gobierno de Valencia como propagandista en
Cuba»; y de María Goyri: «Persona de gran talento, de gran
cultura, de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su
marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas más
peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas
de la revolución». En suma, una mujer peligrosa.
Al
acabar la guerra, el Instituto Escuela y todas los centros docentes
auspiciados por la Junta para Ampliación de Estudios de ideas
liberales y educación mixta fueron prohibidos, a los maestros se les
prohibió ejercer su magisterio. Después de la guerra no se le
permitió seguir en la docencia, y todo lo que había conseguido
fomentar para la formación de chicos y chicas fue demolido. Las enseñanzas liberales y la educación mixta, prohibidas, los
maestros de estas escuelas, depurados y apartados de la docencia.
María
Goyri aún pudo trabajar en el campo de la investigación del
romancero medieval, pero su nombre quedó a medio olvidar. Tras las
depuraciones de posguerra, fueron rehaciendo sus vidas y su obra.
Jimena tomó el relevo educativo, mientras María se consagraba al
archivo familiar y la investigación filológica. Apartada de la
docencia, se dedicó hasta el final de su vida a investigar,
recopilar y sistematizar las diferentes versiones de romances de la
tradición oral para el Archivo del Romancero, y escribió artículos
como «Aplicación del modelo romancero de análisis a la balada
vasca: bereterretxen khantoria», entre otros, y sobre sus libros de
Lope de Vega y el Romancero tradicional de las lenguas hispánicas.
Su
correspondencia con los investigadores e hispanistas de todo el
mundo, en los que se dan cuenta pormenorizada y generosa de los
hallazgos, sus notas, escritos y artículos inéditos, son una fuente
imprescindible para los estudiosos del Romancero. Se
custodian en la Fundación Menéndez Pidal, en el Olivar de
Chamartín, donde vivió y trabajó desde 1917 hasta su muerte, el 28
de noviembre de 1954. Su esposo, Ramón Menéndel Pidal, le
sobrevivió hasta casi cumplir los 100 años.
A
pesar del silencio con el que la historia ha intentado rodearla sigue
presente como la gran investigadora, profesora, filóloga, pedagoga y
feminista que fue. Además de su hija Jimena, otra gran mujer de su
familia destacaría años después, su sobrina María Teresa León
Goyri, escritora, que en sus años jóvenes publica artículos en el
"Diario de Burgos" bajo el seudónimo de la heroína de
D'annunzio, Isabel Inghirami, y posteriormente con su propio nombre. Cuando se convirtió en la compañera de Rafael Alberti, ya destacaba por su defensa de la mujer y la cultura.
(R.J.M./29.8.15)